¿Te imaginas un océano o mar sin plásticos? ¿Y que esos plásticos recogidos se transformen en fundas para tus smartphones? Pues estás de suerte, porque es la filosofía de un nuevo proyecto denominado Gravity Wave creado por los jóvenes hermanos Amaia y Julen Rodríguez.

Aunque ambos son de Pamplona desde bien pequeños veraneaban en el municipio de Calp con su familia, y desde hace unos meses, Amaia ha trasladado su residencia a la villa del Peñón. El equipo de El Mirall de La Marina interesado en conocer este novedoso proyecto quedó con estos jóvenes para conversar al lado del mismo Mediterráneo y rodeados de redes de los pescadores de Calp, que también se las han cedido para su proyecto.

Desde el minuto cero, hablar con Amaia y Julen es impregnarte de su lucha por el cuidado del medio ambiente y, como bien reza el nombre elegido para su empresa Gravity Wave, es una ola de gravedad que ha llegado para restaurar el equilibrio de nuestros mares y océanos.

Pero ¿Cómo nace la idea de Gravity Wave? Parte de ambos hermanos, en el caso de Julen hace unos dos años montó una marca de accesorios de telefonía móvil y muchos de esos plásticos procedían de China. Por lo que llegó a la conclusión de que con su modelo de negocio no estaba generando un impacto positivo en la sociedad y menos en el planeta.

Mientras, Amaia comenzó a ver esa realidad tras vivir dos años en Asia. “Íbamos muchas veces de mochileros a playas impresionantes, islas remotas, te metías al mar con barquito y toda la superficie estaba contaminada y todas las playas llenas de basura y plásticos”. “Me cambió mi percepción al poder ver con mis propios ojos la realidad, el desastre medioambiental del plástico en mares y océanos, porque aquí aún tenemos los recursos para poder limpiar las playas y el mar, allí no”, recalca esta joven.

Al llegar a España comencé a concienciar mucho a mi familia, amigos, a mi hermano pequeño, y “él decidió transformar todo su negocio de estar contaminado con plástico a encontrar una solución. Un giro total y así nace Gravity Wave, un modelo de negocio sostenible, responsable, que respeta a la naturaleza y al planeta”, relata esta emprendedora.

Tras cerrar la empresa, destino o casualidad de la vida, Julen conoció en Madrid a Lefteris fundador de Enaleia, una escuela de pesca sostenible que opera en Atenas, en la que se les enseña a los pescadores tradicionales a pescar plásticos y se les renumeran por cada kilo que sacan, explica. “Al conocerlo me pareció un modelo brutal, y me dije: eso es lo que tenemos que hacer nosotros, transformar cada plástico en productos de valor. Una nueva alternativa”.

En noviembre de 2019 comenzó la andadura de este proyecto, pero ¿Cómo trabajan? Unos 150 barcos de pescadores locales en Grecia se encargan de recoger las redes de plástico que encuentran en el mar, porque estas redes ocupan entre un 25 y 30 por ciento del plástico del mar, se les denomina las “redes fantasmas”, porque duran unos 600 años y matan a mucha fauna del mar sin que nadie sea responsable. “Son muy duras, resistentes perfectas y para hacer nuestras fundas”, comenta.

Los pescadores recogen 8.000kg de redes de plástico al año a quienes pagan por Kg con comercio justo. Éstas se envían a Alicante, donde se encargan de reciclarlas para producir las fundas con un proceso limpio de 0 emisiones. Y en esta planta alicantina se producen las fundas de forma sostenible y local y filamento para impresión 3D.

“Las primeras fundas para telefonía móvil saldrán este mes de marzo para su comercialización”, apunta Julen, quien destaca, que, además, “tienen contacto directo con la Cofradía de Pescadores de Calp y les han donado multitud de redes que están estropeadas o rotas para que las puedan reutilizar para el proyecto”.

Además, destacan estos hermanos, “con todas las ventas que hagamos vamos a reinvertir prácticamente todo en seguir recogiendo plástico del mar, porque por cada funda nosotros ofrecemos a los consumidores que vamos a recuperar 3 kilos de plásticos”.

Porque la idea de estos emprendedores es replicar este modelo en muchos lugares y tener pescadores de plásticos en Calp, en Grecia, en la India e ir creando Gravity Wave por todo el mundo, aunque ahora su punto de mira está en el Mediterráneo. “Tendríamos que dejar de producir plásticos nuevos, cada año, que sepamos, se vierten en los mares y océanos 8 millones de toneladas de plástico y al final ese plástico se podría volver a emplear”, matizan.

Por eso, recalca Amaia, nos consideramos unos pescadores de plásticos, una nueva profesión a la que se podrían dedicar muchas personas y transformar ese plástico en productos de valor para su venta, porque hay mucho plástico por pescar.

Gravity Wave acaba de nacer, pero la firma tiene la mirada puesta en muchas acciones y proyectos. “Queremos limpiar mares y océanos de plástico, que lo que ahora es considerado desecho y destruye hábitats naturales se convierta en productos de valor. Así que únete a la ola, porque entre todos podemos cambiar el mundo”, sostiene Julen.

Y tú ¿Te unes a la ola?