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El calpino Rubén Leonís: “Lo hemos perdido todo, nuestra casa, el negocio de mi mujer y el coche, pero lo importante es que estamos vivos y podemos contarlo”

El calpino Rubén Leonís: “Lo hemos perdido todo, nuestra casa, el negocio de mi mujer y el coche, pero lo importante es que estamos vivos y podemos contarlo”

Entrevistamos a este gran amigo, residente en Benetússer desde el 2011

La trágica historia de este calpino, periodista, concejal del PP en el Ayuntamiento de Benetússer desde el 2023, gran amigo y compañero en su etapa profesional en Calp, Rubén Leonís Morató, es desgarradora como la que vivieron muchos de sus vecinos el fatídico 29 de octubre a causa de la DANA.

Rubén padre de una hija de 10 años y un pequeño de 4 ha formado junto a su mujer su familia en esta localidad de l´Horta Sud, un municipio en el que vive desde hace 13 años. Una persona muy implicada en la vida política, social y empresarial y, en la actualidad, trabaja en la Federación Valenciana de Municipios y Provincias como Técnico del convenio del Plan VIVE.

Preocupados por su estado y el de su familia el equipo de www.elmiralldelamarina.es se puso en contacto con él para saber cómo se encontraban y conversar.

En primer lugar, Rubén, una semana después de esta catástrofe histórica ¿Cómo se encuentra tu familia y tú?

Afortunadamente todos nos encontramos bien. Después de una semana, estamos agotados física y anímicamente porque ha sido una catástrofe de unas dimensiones que no se imaginaba nadie. Pero estamos vivos y podemos contarlo.

La fatídica tarde del 29 de octubre ¿Dónde te encontrabas?

Estábamos toda la familia en casa. La luz se iba y venía hasta que dejó de haber luz. Sacamos unas velas que teníamos y recuerdo que les dije a mis hijos que cuando nosotros éramos pequeños, en casa siempre teníamos en la cocina los cirios preparados y muchas veces cenábamos a la luz de las velas: una situación que ellos nunca habían vivido. Nos estaban llegando vídeos de Massanassa y Catarroja de agua por las calles, pero no le dimos mucha importancia pues en Benetússer estaba todo en calma, con mucho viento, pero tranquilo.

Puedes relatarnos lo vivido ese día porque en Benetússer no llovía ¿no?

En Benetússer chispeó un poquito por la mañana cuando me iba a Valencia a trabajar. La situación era de total normalidad, rachas de viento, pero nada más. Recuerdo que a mediodía nos llegó un mensaje del colegio de los niños diciendo que podíamos ir a recogerlos por la tarde a cualquier hora y no hacía falta esperarse a las cinco de la tarde.

Después nos llegaron notificaciones suspendiendo las actividades extraescolares de mis hijos y nosotros continuamos haciendo vida normal porque, quitando del viento, en Benetússer todo seguía bien. Sin embargo, un poco antes de las ocho se fue la luz y llegó la riada.

¿Dónde fuisteis a refugiaros?

Cuando se fue la luz vimos mucho movimiento de gente y de coches que se dirigían a la plaza de la iglesia y no entendíamos nada. Tampoco se veía bien porque la calle estaba completamente oscura. Nosotros vivimos en una planta baja y de repente vimos que el agua se acercaba hasta nuestra acera. Cerramos la puerta pero al minuto, ya nos estaba entrando agua por la calle principal, el desagüe que tenemos en la terraza interior y el wáter. Entonces decidimos coger algo de ropa y salir hacia casa de mis suegros que viven a 200 metros. Sin embargo, cuando abrimos la puerta de la calle, nos empezó a entrar el agua que nos cubrió hasta las rodillas.

Mi mujer cogió al pequeño en brazos y yo a mi hija de la mano. El agua ya nos cubría hasta la cintura. Una vecina del edificio de enfrente nos vio y nos dijo que subiéramos hasta su casa. Y menos mal, porque no creo que hubiésemos llegado hasta la casa de mis suegros.

En vuestro caso ¿Qué habéis perdido?

Nosotros lo hemos perdido todo: la casa, el negocio de mi mujer y el coche. Pero muchas familias de Benetússer están en la misma situación que nosotros.

El caos llegaría a la mañana siguiente ¿Qué radiografía os encontrasteis en el pueblo?

Fue desolador. Era un pueblo en guerra y devastado: coches amontonados, barro, contenedores volcados y gente deambulando sin saber muy bien qué hacer. Los vecinos estaban estupefactos por la situación e incrédulos por lo que había pasado. Había mucha rabia y tristeza.

¿Os sentisteis apoyados desde la parte política o la sensación fue de abandono?

El mismo miércoles pasamos a ver cómo estaba mi casa y el negocio de mi mujer y la verdad es que fue algo desolador. Todo por lo que estabas luchando te lo habían quitado en un par de horas. Sabiendo que estaba todo perdido, mi responsabilidad política me decía que tenía que ayudar a los vecinos. Había mucho desconcierto y no se sabía muy bien qué hacer y por dónde empezar.

Recuerdo que ese día estuve trayendo material sanitario del centro de salud a un colegio donde se había montado una sala de asistencia médica y estuve repartiendo, junto a más voluntarios, comida y bienes de primera necesidad para los vecinos. Sí que es verdad que ahora la sensación es que ha habido y hay mucha descoordinación y falta de comunicación por parte del equipo de gobierno. Las decisiones se toman demasiado pausadas y ante una emergencia de esta magnitud hay que actuar con más premura y determinación. La gente lo ha perdido todo y hay que dar una respuesta contundente y ágil.

La solidaridad del pueblo ha sido tremenda, ¿en Benetússer también lo habéis presenciado?

Quizás esto es algo que te reconforta y te ayuda a tirar adelante. Los vecinos se han ayudado y organizado de la mejor manera posible para vaciar casas, limpiar el lodo, achicar garajes, atender a las personas mayores… ¡Y la marea de voluntarios también ha sido impresionante! Estabas limpiando tu casa y pasaba gente joven que te preguntaba si necesitabas ayuda, entraban y se ponían manos a la obra. La ayuda que nos llega desde todos los puntos de España es abrumadora: camiones cargados de comida y material de limpieza desde Barcelona, Sevilla, Málaga, Alicante y muchos rincones y pueblos de la misma provincia de Valencia. ¡Es increíble!

La imagen que nunca olvidarás

Pues quizás nunca podré olvidar el momento en el que cruzábamos la calle mi familia y yo con el agua a la altura de la cintura para ponernos a resguardo, mientras mi hija lloraba sin parar. Fue una odisea, había miedo y desesperación.

Y, ahora ¿Qué?

Pues ahora, tirar para adelante. No podemos rendirnos. Intentaremos ir volviendo a la normalidad poco a poco. Será complicado y nos costará meses porque lo tenemos todo perdido, pero saldremos. ¡Estoy convencido!

Rubén y familia gracias por vuestro testimonio. Fuerza y mucho ánimo para salir adelante. Ojalá pronto vuelvas a sonreír. MIL GRÀCIES DE COR.

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