Con motivo del Día Internacional de las Montañas, entrevistamos al primer alpinista alicantino en alcanzar la cima del Everest
“Lo mejor de la escalada libre es la sensación de encontrarse ingrávido, como bailando sobre el abismo, ascendiendo sin traba alguna. En estos momentos el hombre se siente como un aviador en el espacio, ya no es un gusano pegado al suelo, sino que se convierte en una ágil gamuza, casi se siente como un pájaro”, decía el alpinista Lionel Terray. Y es que las montañas nos transmiten sensaciones adversas, por un lado sufrimiento tras realizar una prueba por ellas, y por otro, libertad, calma, evasión y magnetismo.
Así son las montañas y desde El Mirall de la Marina queremos hacerles nuestro particular homenaje hoy, 11 de diciembre, Día Internacional de las Montañas, y que mejor que conversar con el ilicitano José Antonio Alejo, que estará este jueves en el salón de actos del Espai La Senieta de Moraira a las 20h ofreciendo una charla-coloquio sobre su experiencia en el Everest, organizada por el Centre Excursionista i de Muntanya Teulada Moraira.
Alejo, padre de dos niñas y de profesión delineante, se dedica en la actualidad al mundo de la montaña como profesor especialista en un grado medio de Actividades en la Naturaleza. Además, es Guía de Montaña y organiza viajes y proyectos para poner al alcance de todos esas aventuras que parecen lejanas, nos comenta, pero queremos conocerle mejor.
José Antonio te convertiste en el primer alpinista alicantino en tocar el Everest. Cuéntanos como fue la experiencia
La verdad es que fue una experiencia bastante impactante. Por una parte, la gesta deportiva, ya que para cualquier montañero es todo un sueño subir a la cima más alta de la tierra. E impactante también porque fue todo un proyecto que duró más de dos años, de entrenamiento en montaña, trabajo codo a codo con todo el equipo en la búsqueda de patrocinadores, el darle la difusión al proyecto…
Y, además, hubo un estudio paralelo por parte de la UMH sobre adaptaciones a la altitud. Mucho trabajo e ilusión.
¿Con qué dificultades te encontraste?
Dejando a un lado la parte económica, que fue bastante dificultosa, ya que nos cogió en una época de crisis y de recortes de la administración, y por lo tanto no llegaron las subvenciones prometidas.
Esto hizo que parte del equipo, (que fuimos juntos al primer 8000 – el Cho-Oyu, no pudiera viajar en este segundo, y principal objetivo del proyecto). Bueno, al final, no la he dejado aparte,(Risas). Además, de esas dificultades, las técnicamente de la montaña fueron diversas, aunque destacaría que los 4 que habíamos viajado, 2 tuvieron problemas con la altitud y tuvieron que retirarse sin llegar al campamento I.
Al conseguir el reto ¿Qué es lo primero que pensaste?
La verdad es que eso aún lo tengo muy presente. Pensé en mi familia y todo lo que me había apoyado para poder estar en esos momentos allí arriba. Ya que fue una época de estar poco en casa, pues el tiempo libre lo pasábamos entrenando. Y luego estuvimos casi tres meses en el Himalaya. No es fácil para quien no nos dedicábamos profesionalmente a esto.
A 8.848 metros la vida se ve distinta ¿No?
Es una sensación rara, te sientes grande por estar allí, pero al mismo tiempo se ve todo como que muy lejos e inmenso. Te sientes muy pero que muy pequeño.
¿Cómo y cuándo nace tu pasión por el alpinismo?
Desde muy pequeño hacia visitas junto a mi padre y mis hermanos a la sierra de Elche pero en aquella época todavía no había despertado como una pasión.
Fue cuando mi amigo Sánchez me dio la oportunidad de dirigir un grupo de montaña y aire libre en la Cruz Roja Juventud, eso me dio pie a conocer la Unión Excursionista. Y mi gran «error» fue que unas de las primeras salidas fue a Sierra Nevada. El terreno invernal, me fascinó y es lo que me enganchó totalmente al montañismo. Estoy hablando de finales de los 80.
¿Qué otras montañas has coronado?
La verdad que muchas menos de las que me gustaría. Hay todavía muchas, incluso dentro de la provincia de Alicante que no he tenido la oportunidad de subir.
Si destacamos algunas por su altitud o lejanía podríamos destacar el Cho Oyu, 8.201m (fue parte del proyecto dos8000.es) , también el Kilimanjaro o el Khan Tengri en Kirguistán y de esta todavía tengo secuelas en los dedos.
Luego en los Andes tanto bolivianos como ecuatorianos, también he podido subir algunas. Y si ya pasamos a Europa o Marruecos, la lista de los Alpes, del Atlas junto a todas de la península sería algo larga de nombrar.
¿Con cuál te quedas?
Difícil pregunta. Yo personalmente no me quedo con una cumbre por la gesta que pueda suponer, quizás porque no he batido ningún record Guiness (Risas). Me quedo con ellas por el conjunto de vivencias.
De las altas, me quedo con el Cho Oyu, que fue donde pudimos viajar todo el equipo y la escalada fue más pura y gratificante. Lo que viví en esa expedición no se repitió en el Everest.
Y luego muchos otros momentos, en otras más pequeñas, recuerdo una de las primeras cimas del Pirineo con mis tres chicas, ¡cómo olvidar la cara de mis niñas!. Ellas celebraban su pequeño Everest.
Con motivo del Día Internacional de las Montañas ofrecerás una charla en Moraira ¿Nos podrías dar una pequeña pincelada?
Pues irá entorno al proyecto. Intentaré transmitir cómo una persona poco relevante en el mundo del alpinismo puede llegar a cumplir un gran sueño. Intentaré transmitir esa pasión para que
algún día, no lejano, quizás alguien de la sala no quiera dejarme ser el único alicantino con el Everest en su haber.
¿Qué significa para ti la montaña?
Creo que como todo deporte, incluso alguno de ellos competitivo, es una forma de entender la vida. Te aporta unos valores que, desgraciadamente, se están perdiendo en la sociedad actual. Repartir trocitos de esas montañas, creo que sería el mejor medicamento que conozco.
Yo en ella me siento tranquilo, con mucha paz interior y muy feliz.
¿Cuáles son tus próximos retos?
No es ningún secreto, los amigos más cercanos ya lo saben incluso no paran de animarme. Me encantaría volver al Himalaya e intentar otro 8.000, pero para los que no nos dedicamos a expediciones es algo complicado, si bien espero no tardar mucho.
¿A qué te has quedado con ganas de más?. Acércate este jueves al Espai La Senieta de Moraira y podrás seguir disfrutando de esta experiencia de Alejo por el Everest y de todo lo que vivió. Sensaciones y momentos irrepetibles.
Una ascensión dedicada a sus tres chicas, Emma su mujer, y sus dos hijas, Marta y Luz.
Leave a Comment
Your email address will not be published. Required fields are marked with *