Hasta la aplicación de la segunda dosis de la vacuna estarán así
La alta incidencia de la Covid-19 en Ondara y en la comarca ha motivado al personal de la Residencia Mare de Déu de la Soletat de Ondara a realizar un encierro voluntario en el centro durante dos semanas con el objetivo de impedir que se contagien sus residentes y personal en estos momentos tan críticos.
A la espera de la administración de la segunda dosis de la vacuna a los residentes y personal prevista para el 29 de enero, un grupo de cinco trabajadoras de la Residencia, entre las que se encuentra su directora, Paqui Ferrando, ha decidido, de forma voluntaria, no salir de este centro hasta que se administre la segunda dosis. Luego deberá pasar una semana más para adquirir la tan ansiada inmunidad, pero para entonces esperan que la incidencia en la comarca ya haya bajado y se pueda volver a la rutina normal.
Así nos lo ha explicado a El Mirall de la Marina su directora. Ferrando comenta que todo nace tras llevar 11 meses pendientes todos los trabajadores para que los residentes estén protegidos y no se contagien. “En un primer momento lo llevábamos muy bien al estar todo cerrado y la poca incidencia en la zona, pero por el paso del tiempo y la alta incidencia, el personal tenemos miedo que entre la Covid en la residencia”, recalca Paqui Ferrando.
En ese sentido, explica que la “semana pasada algunas auxiliares me propusieron permanecer dos semanas en la residencia sin salir y les dije que sí, porque es una tranquilidad, un quebradero de cabeza de cambios de turnos por el confinamiento de algún trabajador y el miedo de ver que cada vez se acerca más”.
DOS SEMANAS SIN SALIR
Durante estas dos próximas semanas, el personal de la residencia va a quedarse sin salir las 24 horas, dentro del centro (a excepción del personal de cocina y lavandería, que funcionarán con normalidad, pero sin entrar en la residencia).
Lo hacen, como recalca la directora, Paqui Ferrando, “de forma voluntaria, para preservar la seguridad y la salud de nuestros residentes”, y también, añade «para preservar nuestro estado mental», puesto que afirma «el trabajo físico no pesa tanto como la parte psicológica que hemos tenido desde marzo y que se ha ido complicando mucho», siempre sufriendo por poder ser ellas, las trabajadoras, las causantes de un posible contagio entre los residentes; un grupo especialmente vulnerable. Para evitar este riesgo, ahora estarán recluidas en el centro durante dos semanas.
ADMIRABLE DECISIÓN
Por su parte, el alcalde de Ondara, y presidente del Patronato Mare de Déu de la Soledad, José Ramiro, ha loado la decisión del personal de la Residencia de Ondara, al tiempo que asegura que “es admirable que estas personas, voluntaria y desinteresadamente, opten por permanecer en el centro para cuidar a nuestros mayores y evitar que se contagien”.
El alcalde muestra su esperanza que, con la llegada de la segunda dosis de la vacuna a la Residencia de Ondara, se supere esta crisis sanitaria sin haber tenido infectados entre los residentes, como hasta ahora.
Desde www.elmiralldelamarina.es les mandamos mucho ánimo y fuerza a estos trabajadores. Un gesto digno de admirar
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