Llega el verano y la Nutricionista y Coach de Teulada, Ana Signes, nos da una serie de consejos muy prácticos con el objeto de buscar el equilibrio
La mejor época para empezar a cuidar la salud es aquella en la que la persona así lo decida. Es ese momento en el cual uno se siente preparado, decidido para hacer cambios y así encontrar una mejora.
Hago mucho hincapié en esto porque es muy importante que esta decisión nazca de uno mismo. Algunas veces en consulta observo casos en los que la decisión de empezar viene un poco precedida por otras personas, ya sea la familia, amigos o pareja y tengo que decir que en esos casos las probabilidades de éxito suelen disminuir bastante, porque los cambios los tiene que realizar aquella persona que se enfrenta al proceso y no se debe sentir obligada por otros, sino con voluntad de realizar un cambio propio que le aporte todos esos objetivos que él mismo habrá meditado.
Cada época del año tiene sus ventajas y sus desventajas, desde mi punto de vista pienso que cuando uno quiere, cualquier época es buena.
En este artículo me voy a centrar en las ventajas que tiene el verano que son muchas y muy buenas. Os cuento:
El día es mucho más largo: en verano tenemos buen tiempo y más horas de sol, estos factores hacen que haya más posibilidades de practicar actividad física, ya sea un largo paseo, una caminata más activa o hacer footing. Lo mejor de todo es que podemos aprovechar para hacerlo al aire libre, de esta forma liberamos a la mente del estrés acumulado durante el día y contribuimos a mantener a nuestro cuerpo en forma.
Más sensación de sed: con el calor todos notamos la necesidad de beber más y por tanto es más fácil acordarse de este hábito tan importante. Aunque quiero añadir que tenemos que tomar agua sin tener la necesidad de beber.
Platos más refrescantes: apetecen mucho más las ensaladas porque nos refrescan. Existen muchas opciones, se pueden hacer ensaladas de legumbres, de arroz, de pasta, ensaladas muy originales condimentadas con fruta, gazpachos, cuscús. En realidad, existe un gran abanico de posibilidades.
La fruta apetece mucho más: en esta época del año existe gran variedad de fruta típica de esta temporada. Estos alimentos son atractivos y apetecibles porque se salen de la rutina, estamos esperando a que venga este tiempo para poder consumirlos. Tenemos albaricoques, sandía, melón, ciruelas, higos, uva, fresas, nectarinas, melocotones…etc.
Tentempiés originales para combatir el calor: para merendar o para postres podemos tomar granizados o sorbetes de frutas de sencilla elaboración. Contienen gran cantidad de vitaminas, minerales, agua, fibra y el aporte calórico es mínimo.
Nos movemos más que en invierno y esto incrementa nuestro gasto energético: cuando llega esta época despertamos del letargo invernal, normalmente estamos más activos, nos apetecer más salir y hacer cosas. Este factor junto con el calor hace que tengamos un mayor gasto energético.
Por otra parte, en esta temporada también están los helados, la cervecita, el vino, que son alimentos típicos que también forman parte del verano y no hay porque renunciar a ellos, pero necesitamos tener una buena gestión ante ellos y consumirlos con cabeza.
Para finalizar, decir que se trata de encontrar el equilibrio y valorar los pros y los contras de cada época del año.
Mi mensaje: “Sea cual sea la época en la que te decidas, lo más importante es que lo decidas tu mism@ y que aprendas a disfrutar del proceso”
¡Buen verano!
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