Tras pasar toda una vida tapizando ahora sus hijos toman el testigo
Hace 72 años nacía en la calle Puríssima de Benissa Felipe Sendra Crespo, un niño que a los 14 años, compaginaría sus juegos infantiles con su primer y único oficio: Ser Tapicero.
Un trabajo que empezaba a una temprana edad y que le llevaría a una orgullosa jubilación al ver que sus hijos han seguido sus pasos. “Estoy muy contento de haberles podido dar un porvenir a mis dos hijos y que ellos ahora estén al frente de mi empresa que nació en 1983”, subraya este empresario benissero.
Sendra Decoración, el legado del que también sus hijos Mª José y Felipe, se sienten orgullosos y nos comentan “nuestro padre es un ejemplo a seguir por su dedicación y amor a su profesión” y añaden “siempre nos ha inculcado el trabajo bien hecho y el buen trato a los clientes”.
Para conocer un poco más su trayectoria profesional y la de su empresa tenemos que retroceder en el tiempo, cuando Felipe empezó a trabajar en una fábrica de muebles como aprendiz de tapicero. Pasaron varios años y llegó una mala época en la que se tuvo que hacer reducción de plantilla y él fue uno de los afectados.
Un despido que le cambiaría la vida, pero que con el paso de los años se convertiría en su sustento y el de su familia. Felipe, quien nos ha recibido en el mismo local donde nació su empresa hace 34 años. Nos comenta que “al quedarme sin trabajo y al ser aún joven me enteré que se vendía un local en “Els Molins”, me lancé y empecé a trabajar.”
Con el paso del tiempo, y con la demanda de confección de cortinas que se sumaba a sus tapizados, fue ampliando su plantilla y también su local, que hoy en día tiene 200 metros cuadrados y es que según nos cuenta “aunque no llegué a coger la edad de oro de la construcción el trabajo nunca me ha faltado”.
Sentados con Felipe nos ha pasado la tarde volando, conociendo cómo de trabajador se convirtió en empresario y, tras su jubilación, les ha dejado a sus dos hijos un buen porvenir. Ya que, a pesar de que Benissa ha sido cuna de este oficio por haber tenido varias fábricas de muebles, son pocos los tapiceros que se pueden encontrar.
Atrás queda ese camino, a veces difícil de recorrer, ya que fueron unos inicios complicados a los que se sumaban las deudas que le dejaban alguno de sus clientes. Ahora Felipe Sendra disfruta de su jubilación, con la que compagina su presidencia en la Rondalla Cultural de Benissa, con ir al campo con su mujer, visitar la empresa de sus hijos para aconsejarles o resolverles alguna duda y ver crecer a sus dos nietos. Dos pequeños que le han robado el corazón.
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