En la década de los 60, este grupo de valientes mujeres recorrieron miles de kilómetros en autobús y tren para formarse y poder abrir en su pueblo, Benissa, una fábrica de esponjas, alfombras y cortinas de baño que ya existía en Alemania, la conocida Schuberth S.A.

Todo empezó cuando el propietario de esta fábrica se puso en contacto con el alcalde de aquella época, Salvador Ivars. Tras sus conversaciones, ambos lo organizaron todo para que las mujeres benisseras pudieran formarse y meses después pudieran ganarse el pan en su pueblo natal. Un hecho pionero y que agradecerán toda su vida.

Reunieron a 20 jóvenes, la más pequeña no contaba con la mayoría de edad, que se pondrían rumbo a Alemania. Muchas de ellas, sin haber salido nunca de Benissa y todas sin conocer el idioma que les acompañaría en sus próximos 6 meses, por eso contarían con la ayuda de un intérprete. Pero ningún impedimento se interpuso en su camino y nuestras valientes protagonistas aprendieron su nuevo oficio cumpliendo así su sueño.

Aún recuerdan el 16 de febrero cuando pusieron tierra de por medio con lágrimas en los ojos, las maletas con sus pertenencias, y con un contrato de 3 meses que, por cierto, sería ampliado tres largos meses más.

En nuestro último reportaje del año, nos hemos querido sentar en su mesa, en esa cena que cada año no puede faltar, donde se reúnen, ya no las compañeras de trabajo, sino el grupo de amigas que nació de aquella aventura. Sus recuerdos son en blanco y negro, al igual que las fotos que guardan como oro en paño y llenas de grandes historias.

Mil y un relato que nos han hecho viajar al pasado y de las que podemos destacar el día de la Puríssima Xiqueta en Alemania, que lo celebraron con una misa solemne dedicada a su Patrona y, como no, con el típico puchero. También se convirtieron en las primeras mujeres en llevar pantalones, una moda que importarían a su pueblo a su llegada.

Les cortaron el pelo y entraron faldas, cambiando el look de sus 10 compañeras gallegas que trabajaban con ellas, hasta el punto de que cuando fueron a visitar a sus maridos éstos no las reconocieron. Y hablando de los buenos momentos no podemos pasar por alto los domingos, que se reunían con jóvenes de la comarca, que también habían emigrado a Alemania en busca de trabajo, para bailar al son del “Picú”.

Recuerdos y bonitas historias que seguiremos recopilando para próximos reportajes, ya que hablar con ellas nos ha dado para escribir mucho más sobre estas mujeres que en su día emigraron para hacer de su Benissa natal un ejemplo de prosperidad, valentía, esfuerzo y dedicación digno de alabar.

Hemos elegido este reportaje para despedir el 2016 y rendir un merecido homenaje a estas valientes mujeres. Enhorabuena!!!!