Su tercera generación lo convierte en uno de los negocios más longevos de Benissa con 47 años de vida
Como todos los inicios de las historias más bonitas tenemos que empezar con Érase una vez… Así que, Érase una vez Pepita Cuello Cabrera, una valiente mujer benissera que a sus 50 años decide, y sin ningún conocimiento, abrir su propio negocio y, aunque empezó totalmente a ciegas, su fuerza y decisión hicieron que se superara día a día hasta convertirse en uno de los comercios referentes en su pueblo.
Corría el año 1972 cuando el antiguo lagar, “Cup”, donde su marido elaboraba vino se había convertido en el actual edificio con una planta baja, un local comercial, que muy pronto Pepita le dio un buen uso montando su tienda: el Bazar Pepita que tendría que cambiar el nombre por El Cup, ya que sus vecinos nunca olvidaron el origen de este inmueble.
Una vez conocido el inicio de nuestra historia, llega una nueva protagonista, María Josefa Ivars Cuello, que con solo 20 años quiso trabajar de la mano de su madre. Fueron muchos años en el que trabajaron juntas hasta que Pepita se jubilara en el 89 y su hija se hiciese cargo del bazar, eso sí, siguiendo los pasos de su madre y ofreciendo a sus clientes el mejor servicio y calidad.
Pero la historia del Cup sigue y a ella se incorpora, Mª José Devesa Ivars, la tercera generación, que pasó de ser la niña que sin apenas verse tras el mostrador del bazar cuando jugaba a ser tendera, a regentarlo cuando su madre se jubiló en mayo del 2018.
Así que desde El Mirall de La Marina queremos rendir un homenaje a estas comerciantes que hacen grande el pequeño comercio. Una tienda que se ha ido adaptando a las modas, tendencias y necesidades de sus clientes ofreciéndoles ropa interior, mercería, artículos para bebés y juguetes.
Mª José Devesa Ivars
En nuestra introducción hemos dado unas cuantas pinceladas pero ¿Puedes darnos algún detalle más de cómo llegas al Cup?
Llego al Cup un poco por casualidad. Tras perder mi trabajo, en el que había estado 10 años, mi madre me comentó que ella se jubilaba en poco tiempo y que podía hacerme cargo de la tienda, ya que era un negocio que conocía. Tras pensarlo mucho, me decidí a tomar este camino y, hoy, estoy muy contenta de haberlo hecho.
¿Pensaste alguna vez que regentarías el negocio que has visto llevar por tu abuela y tu madre?
No, la verdad es que no. Pero como he dicho antes ahora estoy feliz de haber tomado esta decisión.
El Cup ha nacido antes que tú, así que, seguro que recuerdas cómo ha ido evolucionando, ¿Qué te gustaría compartir con nosotros?
Bueno que siempre se ha mantenido la esencia del primer día, aunque se ha ido modernizando. Cada cambio generacional que ha habido ha actualizado el negocio, ahora me toca a mí. Recuerdo que aquí hemos trabajado siempre mucho y que este negocio ha implicado siempre a toda la familia, yo no me imagino mi vida sin la tienda.
¿Qué parte de la esencia del Cup conservas y qué cambios has hecho en el negocio?
He conservado la esencia del negocio familiar de toda la vida en el que puedes encontrar una gran variedad de productos que, además, se han ido adaptando a lo largo de los años a las necesidades y gustos de los clientes. Los primeros cambios que hice fue hacer un logo para la tienda y adaptar el negocio a las nuevas tecnologías. Además, he introducido más variedad de productos.
¿Qué tiene de bueno tener tu propio negocio y más aún tu Cup?
Lo mejor de tener mi negocio es el contacto diario con los clientes, poder transmitir quién soy a través de mi trabajo. Yo estoy muy orgullosa de lo que mi madre y mi abuela han conseguido y me preocupa no estar a su altura.
¿Te gustaría ver como una cuarta generación conserva este negocio familiar?
La verdad es que sí, me haría muy feliz ver a mi hija al frente del negocio y ver cómo el pequeño comercio sigue vivo.
María Josefa Ivars Cuello
Ahora tenemos que seguir conociendo más El Cup y tenemos que entrevistarte a ti. Para empezar, ¿Recuerdas el día en el que tu hija te dijo que quería seguir tus pasos? ¿Cómo te sentiste?
Claro que lo recuerdo. Me sentí muy contenta al ver que el negocio familiar no iba a cerrar.
Cuando cruzas la puerta, ¿Eres de las que lo ve todo perfecto o siempre encuentra alguna cosa que poder cambiar?
Jajaja, la verdad es que siempre veo alguna cosa que poder cambiar.
Tu hija ¿se deja aconsejar? ¿Qué consejos son los que sueles darle?
En algunas cosas sí y en otras la dejo ir a su aire. Le doy mi opinión en todo lo que necesita de cómo llevar el negocio, proveedores, clientes, etc. Lo que más le suelo decir es que cuide a los clientes.
¿Podemos decir que la historia se repite?
Sí, aunque cuando mi madre se jubiló yo llevaba muchos años trabajando en la tienda.
María Josefa, ¿Cómo recuerdas tus inicios?
Al principio fue difícil ya que no tenía ningún conocimiento de lo que era llevar un negocio ni del sector. Pero, rápidamente nos fuimos adaptando y hasta ahora.
Como toda hija conocías a la perfección a tu madre, así que seguro nos puedes comentar ¿Qué pensaría la tuya de ver a su nieta al mando de la tienda que abrió en 1972?
Sé lo que pensaría, ya que mi madre supo que su nieta iba a llevar la tienda cuando yo me jubilara. Estaba muy contenta de ver que el negocio no iba a cerrar.
Esta es la historia de El Cup de Benissa y como cada final de toda historia feliz, debemos finalizarla con: “Y fueron felices y comieron perdices”, aunque este no es su final ya que podemos decir que es tan solo el inicio de un largo futuro que les queda por recorrer.
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