Entrevistamos al Policía Local de Benissa tras ser reconocido con la Cruz al Mérito con distintivo Rojo

Foto cedida por Antonio Morant Aguilar
Hace unos días el Policía Local de Benissa Antonio Morant volvía a ser noticia, en este caso por recibir la Cruz al Mérito con distintivo Rojo, la máxima distinción de la Generalitat, por intervenir en el rescate de dos bañistas durante un fuerte temporal en 2017. Nosotros, El Mirall de La Marina y como siempre, hemos querido ir más allá y ser los únicos en entrevistar a este protagonista que se convirtió, llámenlo como quieran, en el ángel de la guarda o el héroe de estas dos mujeres.
Hemos quedado con este joven de 36 años y vecino de Gandía, en la playa de la Fustera, la misma que fue escenario de esta historia que, afortunadamente, tuvo un final feliz. Allí comprobamos que nada tiene que ver su aspecto a cómo es realmente, pues es tímido y muy cercano.
Para romper el hielo empezamos a hablar de su infancia y nos comenta que aunque se le daba muy bien estudiar, tenía bien claro que no quería ser ingeniero técnico que solo quería llegar hasta bachillerato que es lo que exigían para ser policía. Con la adolescencia estuvo tentado en dejar de estudiar y su padre aceptó, eso sí, le enseñó lo que era trabajar todo un verano en la obra y los fines de semana de camarero en el bar de su tía. Así que volvió a los estudios y, por si se le olvidaba lo duro que era la vida de un trabajador, cada verano le buscaba trabajo, desde charcutero a pintor pasando por camarero de habitaciones y de mantenimiento y limpieza de playas. Una vez cumplidos los 21 entró en una academia para prepararse para las oposiciones y a los 6 meses entró a ocupar su primera plaza estival. Ya en 2006 llegó a Benissa y desde entonces que forma parte del cuerpo de la Policía Local.
La intensa e interesante charla nos hace cambiar de escenario y dejar la Fustera para recorrer las calles benisseras que él patrulla cada día. En ellas seguimos la entrevista para conocerle mejor a él y lo que pasó aquel 8 de junio de 2017 a las 19.19 horas.
Así que de niño, ¿Ya soñabas con ser policía?
Totalmente, sí!!! Aunque no lo recuerdo mucho, mi abuelo paterno ya era policía, pero de quien más “he mamado” ver de policía es a mi padre. Él lleva, porque aunque le queda poco para jubilarse sigue en activo, 38 años de servicio, con lo que no lo veo vestido de otra cosa que no sea policía. Y de pequeñito, cuando llegaba el patrón de la policía, mi padre me llevaba al retén de policía de Gandía, donde él trabaja y allí ya jugaba con los coches, las motos. Eso te hablo que yo tendría 5 o 6 años.
Y lo tenía clarísimo, no me imagino haciendo otra cosa. Me apasiona mi trabajo. Puedo decir orgulloso que trabajo de lo que me gusta.
Dicen que de tal palo, tal astilla. Y tú ahí estás siguiendo los pasos de tu padre, ¿Podríamos decir que él es el responsable de donde estás hoy?
Absolutamente, para mí siempre ha sido un referente. Poco a poco yo he ido aprendiendo a trabajar en la calle, pero al principio ante cualquier duda siempre acudía a él. No he podido tener mejor maestro que mi padre.
¿Te arrepientes de la decisión que tomaste al escoger tu futuro?
Para nada, soy feliz con lo que hago. Me encanta el hecho de ser policía. Me entristece que mucha gente lo vea como la persona que denuncia, o la persona que quiere fastidiarle. En muchas ocasiones es lo que te dicen, “es que yo te pago y tú me estás fastidiando”. No ven, que estamos para ayudar, de una forma u otra. O cuando asustan a los niños con “Pórtate bien o se lo diré a la policía”, creo que es un gran error, somos amigos de los niños y estamos para ayudar, no para asustar, no somos ogros, ni héroes, somos personas que ejercemos una profesión, que seguro que en infinidad de ocasiones meteremos la pata, pero que intentamos hacerlo lo mejor posible, porque en muchas ocasiones, en cuestión de segundos debemos tomar una decisión, y luego somos juzgados, social o jurídicamente, por esa decisión que has tomado, posiblemente con miedo, estrés o nerviosismo.
Que me voy del tema, NO y en mayúsculas, me encanta mi trabajo y estoy contento de estar haciendo lo que hago.
Un oficio que tiene su peligro pero que, afortunadamente, también tiene sus recompensas ¿No es así?
En muchas ocasiones, pasamos miedo, en muchas ocasiones corremos riesgo.. pero supongo que es algo que asumes cuando decides ser policía. Son muchos los malos momentos, posiblemente son más que los buenos, pero a pesar de ellos en muchas ocasiones tienes recompensas, por ejemplo cuando pasas a los niños en el paso escolar y te miran como si fueras un súper héroe, no lo eres, pero ellos te miran de forma especial. O cuando tras varios minutos realizando una RCP a una persona que ha tenido una parada al corazón y junto con el gran trabajo de los profesionales del SAMU, consigues que vuelva a respirar, o cuando un hombre intentó suicidarse tirándose del balcón y consigues cogerlo justo al soltarse y casi caes con él (esto fue mi primera actuación a las dos semanas de ser policía), o como no, la actuación de las bañistas que junto a mi compañero salvamos, y por la que se nos han condecorado, pero más que la medalla, que por supuesto agradeces y valoras, es el abrazo que muchos de ellos te dan, o cuando te agradecen tu trabajo. Son algunas de las situaciones que por suerte ha salido todo bien y te reconforta cuando lo piensas.
Entre estas recompensas, está la de obtener la cruz al mérito con distintivo rojo, la máxima distinción para una policía local ¿Cómo te sientes?
Sinceramente muy orgulloso, no actúas nunca pensando que te van a dar una distinción o que te van a premiar por hacer tu trabajo. Simplemente lo haces, en muchas ocasiones no sale bien, posiblemente en más de las que quisiéramos, y en muchas otras sí. Es cierto que la cruz al mérito policial con distintivo rojo, es la máxima distinción que a un policía le pueden dar. Esta medalla la conceden por haber actuado habiendo puesto en riesgo la vida. Sólo hay una por encima y es la que dan a la familia por haber muerto en acto de servicio o algo así. Y sinceramente esa no hace ilusión recibirla.
Obtener este reconocimiento nos hace echar la vista atrás y recordar el rescate a dos bañistas en la temporada de 2017, cuando te lanzas al agua a salvarlas ¿Recuerdas que te pasó por la cabeza en esos momentos? ¿Pensaste en algún instante que tu vida también corría peligro?
Pues, recibimos el aviso y de camino a la playa, íbamos en silencio, normalmente no nos pasa eso, Gustavo y yo cuando vamos a un aviso por muy grave que sea, hablamos e incluso intentamos poner música en la radio para quitar tensión o nervios, pero aquel día, no me preguntes por qué pero no comentábamos nada. Recuerdo que el compañero de central nos decía que las señoras estaban muy exhaustas y corrían mucho peligro, que el llamante estaba muy nervioso.
Fue llegar y como si lo hubiésemos hablado, yo empecé a quitarme la ropa y Gustavo a preparar un flotador salvavidas que llevamos en el patrulla, quizás son los años juntos los que hicieron que actuáramos así, pero no dudamos ni un momento, yo me sentía seguro en sus manos, yo salté al agua cogido del salvavidas y este con una cuerda lo manejaba Gustavo para que no fuese tragado por la corriente.
Fueron 200 o 300 metros mar adentro, mientras iba hacia ellas no tenía tiempo de pensar en nada, solo oía a las señoras chillar, “ayuda, socorro, por favor corran que mi amiga se hunde”, iba bastante tranquilo para lo que la situación conllevaba. Llegué a ellas y ambas se abalanzaron hacia mí. Le pedía a Gustavo que intentara estirar de la cuerda, entre él y varias personas que había en la orilla intentaban sacarnos, pero era muy fuerte el oleaje y las corrientes y resultaba imposible que pudieran sacarnos. Allí estábamos en mitad del mar, sin hacer pie cogiendo a las dos señoras muy cansadas de luchar por mantenerse a flote. Los minutos parecían horas, pero mientras estuve con el flotador en ningún momento temí por mi vida.
Al cabo de bastante tiempo, no sabría decirte cuanto vino una embarcación de SVS de rescate, vino solo con un tripulante, el cual no puede abandonar los mandos para no dejar la embarcación a la deriva, por lo que tuve que intentar subir a la embarcación solo. Dejé cogidas a las señoras a la embarcación y lo intenté, para ello me tuve que deshacer del flotador salvavidas, y con el oleaje era casi imposible poder subir. En uno de los intentos de subirme a la barca, una ola levanto la embarcación y me cayó encima. Me quedé aturdido, una de las señoras se hundió y la otra pudo mantenerse sujeta. Fue ahí cuando empecé a tener miedo, me di cuenta que no tenía control de nada, que estaba a disposición de la marea.
Por suerte en uno de los momentos de menos oleaje conseguí subirme a la embarcación y con ayuda del tripulante pudimos subir a las señoras. Lo más duro había pasado.
El tripulante intentó salir por la playa de la Fustera, no pudiendo por la marea, intentó por les Bassetes y tampoco pudo, así que al final tuvimos que salir por el puerto de Moraira. Una vez pisé suelo, fue cuando me tranquilicé, y tras un abrazo con las señoras, me abracé a Gustavo que me estaba esperando allí y rompí a llorar. Tras varios minutos cayado pensaba en tantas cosas, era consciente de que había salido bien, pero que podríamos habernos quedado allí. Aunque bueno salió todo bien, las señoras completamente ilesas que era lo realmente importante, lo único fueron dos costillas hundidas y unos golpes en rodillas y tobillo, pero que realmente no era nada, eso pensé para lo que había podido pasar.
Ahora te llega tu merecido reconocimiento, pero seguro que la mayor recompensa fue el haber salvado la vida a estas dos bañistas.
Por supuesto, el mayor reconocimiento fue cuando estuvimos en tierra firme y ambas me abrazaron. Además le escribieron un correo electrónico al alcalde agradeciendo nuestro trabajo, eso es lo que realmente te satisface.
Además, a día de hoy, sigo teniendo el teléfono de las señoras, se pusieron en contacto conmigo y me agradecieron que aquel día me lanzara al agua.

Foto cedida por Antonio Morant Aguilar
Un rescate en el que no estuviste solo, el agente Gustavo Díaz también jugó un papel importante.
Que podría decirte de él, TODO lo que te diga va a ser bueno, después de tanto tiempo juntos somos como un matrimonio, jajaja
Ya hace más de 6 años, además de compañeros somos amigos, compartimos oficio y afición, ya que los dos somos unos apasionados por el deporte.
Sin su ayuda, yo creo que nada hubiese salido, hasta la llegada de la embarcación que nos sacó, fue él quien coordinó desde fuera con la emisora, y junto al compañero del retén, quienes realizaron un trabajo espléndido para que todo fuese rápido y saliese correcto. Además, parece que como la labor de Gustavo fue menos importante que la mía y sin embargo, somos un binomio policial, sin el trabajo de ambos, siempre sin olvidarnos del compañero que desde central gestionaba todo, sin ellos no sé cómo hubiera acabado esta historia.
Sois totalmente diferentes, dicen que el poli bueno y el malo, el yin y yang, pero en tu biografía seguro que aparece Gustavo en diferentes capítulos. ¿No es la primera vez que compartís guardias y sobre todo protagonismo?
Como ya he dicho, más de 6 años dan para mucho, y en temas de actuaciones hemos tenido muchas que han salido bien y no tan bien. Además fuera del uniforme ambos compartimos pasión por el deporte. Él se dedica a taekwondo y yo al atletismo, cada uno es una modalidad deportiva, pero al final es deporte. Este año por ejemplo, pudimos participar en el europeo de policías y bomberos que se celebraba en Algeciras, donde Gustavo sacó una medalla de plata y yo 3 de oro, 3 de plata y una de bronce. Independiente del resultado, aunque siempre damos lo mejor de nosotros, disfrutamos haciendo lo que nos gusta. No concebiríamos una vida sin deporte, una patrulla con nosotros es aburrida, siempre hablando de deporte, alimentación, entrenos… jajaja. Es broma.
Ahora cada uno con vistas puestas a esta temporada, él con sus competiciones y la de sus alumnos, y yo en las mías dentro de un par de semanas la Maratón de Valencia, y con el objetivo del próximo año ir los dos a China a competir en el Mundial de Policías y Bomberos.

Foto cedida por Antonio Morant Aguilar
Para finalizar queremos darte nuestra más sincera enhorabuena y nos gustaría saber si te gustaría que, al igual que has hecho con tu padre, que un día tus hijos quisieran seguir tus pasos.
Sinceramente, no me lo planteo. Evidentemente no me importaría que fuesen policías e incluso me gustaría que así fuese, pero es algo que ellos elegirán, nuestra labor será como hicieron mis padres en su día encaminarlos para que sean felices.
Con esta pregunta damos por finalizada esta primera entrevista que nos ha servido para conocer más a fondo a este policía que hace de su profesión una pasión. Y decimos primera, porque estamos seguros que tendremos que entrevistarle muchas veces más. Seguro que Antonio Morant, vuelve a ser noticia.
Enhorabuena!!!!!!
Leave a Comment
Your email address will not be published. Required fields are marked with *