Este joven benissero consigue quedar en el número 132 de su categoría y 590 del mundo
Un reto, 1,9 kilómetros nadando, 90 kilómetros en bicicleta y 21 corriendo es a lo que se ha enfrentado este joven deportista de Benissa, Adrián Ivars Ivars, perteneciente al Club Kalamos Las Rozas, en el Campeonato del Mundo de Ironman 70.3 en su categoría Amateur disputado en la ciudad francesa de Niza. Y aunque ha sufrido, y mucho, ha conseguido estar entre los mejores del mundo y venirse con su medalla mundial.
Desde www.elmiralldelamarina.es hemos seguido sus pasos desde que nos contara su aventura y ahora hemos vuelto a conversar con él para saber sus sensaciones y cómo ha ido este gran reto.
Adrián Ivars nos relata que el día de la prueba el pasado domingo sobre las 05:00 de la mañana que le sonó el despertador vio que no había ninguna nube, por lo que se alegró ya que la previsión era de lluvia desde primera hora de la mañana. Y sobre las 06:40 se puso en marcha para ver salir a los profesionales de otras categorías que comenzaban con la natación.
“Nos pusimos cerca de la zona en la que salían en bici, y vimos uno a uno a todos los grandes nombres que se disputarán el Campeonato del Mundo. Ver de cerca a gran parte de tus referentes da un punto de motivación extra. Quedan 30 minutos para la salida de mi categoría y caliento un poco, y me dirijo a la cámara de llamadas. Ahora sí, empiezan los nervios que hasta ahora no había tenido en todo el fin de semana”, nos recuerda Ivars, quien recalca “esto es un campeonato del mundo, y por mucho que salga solo a disfrutar y sin ningún tipo de presión, se nota. Miro a mis lados, y se ven a grandes atletas preparados para dar guerra en los 115km en total que tenemos por delante”.
El primer reto la natación, que según nos explica, “lo que peor llevo, a priori, pero con ganas de dar lo mejor de mí. Por la temperatura del agua, la natación es sin neopreno, por lo que lo complica más. Comencé a nadar fuerte, a mi ritmo y sin seguir a nadie. Adelanté a bastante gente e hizo que creciera mi motivación. Pasaron los metros, y al salir, y mirar el reloj, me alegré porque había hecho una buena natación, empleando 30 minutos para 1.950 metros sin neopreno es de los mejor que he hecho en mi vida”.
Pero lo divertido vino después. 91 km de bici con un puerto de 10km y antes varias rampas por encima del 10% de desnivel. Adrián salió con ganas de dar guerra y nada más subir a ella vio a sus amigos que le acompañaban en este viaje, Santi y Alejandro, y a compañeros del Kalamos que habían venido por sorpresa, a Marta y a Emilio, y como no, a mis padres y mi hermano gritando mi nombre y dándome ánimos.
“Pelos de punta y a darlo todo. Los primeros 10km llanos fui sin apretar demasiado, consciente de lo que quedaba. Aun así, se rueda muy rápido (por encima de 40km/h). Un par de giros peligrosos, y empezaron las primeras rampas duras”, nos relata Adrián, quien comenta que en las rampas cortas adelanté a mucha gente, pero en los llanos algunos me volvieron a adelantar. Es el plan, apretar subiendo, regular en llano. Y llegamos a Vence, pueblo donde empieza el Col de Vence (10km al 7% de desnivel). Aquí sí que me marco una contrarreloj, y paso a muchísima gente (tanto de mi categoría como de otras categorías). Me encontraba muy bien, y veía que estaba pasando a atletas que sé que tienen un gran nivel”.
Pero al llegar a la cima del puerto, las piernas y su cuerpo le jugaron una mala pasada, se quedó con las piernas tiesas y el estómago muy revuelto. “Nunca me había pasado que el cuerpo me cambiara así de repente”, afirma este joven deportista. Adrián comenzó a beber y alimentarse, pero el estómago se le había cerrado y, además, la bajada estaba llena de ciclistas de otras categorías más lentas y no podría arriesgar. Así que perdió entre 4-5 minutos más de los esperado en este tramo.
Por lo que al final empleó 2 horas 41 minutos en la bicicleta, a 33,5 km/h de media. “No está mal para la dureza de la bici, pero esperaba algo mejor. Sin duda, no poder alimentarme bien me perjudicó mucho en la parte final, donde iba sin poder meter mucha fuerza en las pedaladas”, comenta.
La tercera prueba a Adrián le pasó por la mente retirarse y dejar de sufrir, pues llevaba desde el km 40 con la bici sufriendo mucho. Pero al llegar a la transición, y estar sus amigos, compañeros y familiares animándole como locos pensó que debía terminar por ellos aunque tuviera que andar.
Pero tras pasar por delante de ellos, de nuevo el estómago le jugó una mala pasada y se tuvo que parar a vomitar y así varias veces. Su ritmo fue decayendo, pero iba haciendo sus kilómetros hasta que por fin vio el cartel de 1km a meta y empezó a relajarse. “Casi 3 horas después de que empezara a sufrir, sonreí. Lo he salvado, me he marcado una media maratón mala para mí, pero lo he salvado. A pesar de los 2-3 minutos que habré perdido parado, el tiempo final de la media maratón es de 1h 29 minutos, a 4’17” el km”, comenta este joven.
Lo crucial fue ver a su madre Esther, y a Marta, con la bandera del Kalamos y a su hermano, en los últimos metros, que paró a abrazarles, sin importarle el tiempo. Al final su marca en este Campeonato del Mundo fue 4:49:31, 10 minutos más de lo que tenía esperado viendo su rendimiento habitual. Posición 132 de su categoría, y 590 del mundo.
Para Adrián, “el tiempo siempre me ha dado un poco igual en esta competición. Lo importante era disfrutarla al máximo, y aunque me hubiese gustado dar el nivel que tengo, no ha podido ser, no siempre se tiene un buen día. Y sin duda, lo he disfrutado como un enano. Competir en el mismo circuito que Javier Gómez Noya o Daniela Ryf merece la pena. Y más si es en un Campeonato del Mundo en el que me costó tanto clasificarme. El sufrimiento se disfruta, aunque eso solo lo entiendan los que hacen estos tipos de deportes. ¡Y vaya si lo he disfrutado!”.
Así es un gran reto, donde este joven ha saboreado de muy cerca estar entre los mejores, y aunque le ha costado, porque muchas veces el cuerpo no siempre está igual en este tipo de competiciones, para El Mirall de La Marina es el mejor. Gracias a su sacrificio, constancia, dedicación y apoyo moral de los suyos, Adrián Ivars ha conseguido venir de Niza con su medalla mundial. Eso no se lo quita nadie.
Felicidades Adrián y ya estamos esperando poder seguir contando a nuestros lectores mil y una aventura tuya, que estamos seguros que las habrá. GRACIAS!!!!
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